Hoy 21 de marzo, como cada año, se celebra el Día Mundial de la Poesía. Se conmemora así una de las formas más preciadas de la expresión lingüística de la humanidad. La poesía, que se ha practicado a lo largo de la historia, por todas las culturas y en todas las lenguas, nos transmite historias, sentimientos, olores, paisajes… y nos retrata a nosotros mismos y del mundo en el que vivimos. Este día es oportuno para valorar y honrar a las personas que hacen poesía, pero también un día para hablar de diversidad, en este caso no sobre la diversidades biológica o social, sino de diversidad lingüística y de la necesidad de conservarla al igual que las especies y los ecosistemas en peligro de extinción. Las lenguas evolucionan, se diversifican, se adaptan, como las especies, pero también se extinguen cuando se contaminan o alteran sus «ecosistemas».

La poesía es un recurso extraordinario para la sensibilización y la reflexión que favorezcan la participación para lograr los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y, en definitiva, mejorar la calidad de vida de la humanidad y el entorno. Por ello, el poder de la palabra puede convertirse en una herramienta para la educación ambiental. Los textos para la transmisión de enseñanzas tienen su origen en el albor de los tiempos, en la actualidad se considera que el arte y la poesía pueden jugar un papel importante en la educación, ambos han tenido y tienen fuertes vínculos con el paisaje, la naturaleza y la humanidad. La realidad es que, antes de que hablásemos del medio ambiente y su problemática, el arte ya nos mostraba la belleza de la naturaleza y ofrecía el placer estético de su contemplación, transmitiendo valores positivos.

La poesía y el arte nos conecta con el entorno y nos ayuda a percibirlo. Pintura «El campo de amapolas cerca de Argenteuil» de Claude Monet y Poema de Ramon Guillem en «Plou cendra des d’ahir».

 

Dicen los guaraníes que la palabra existió antes que el ser humano. Esto se repite en muchas culturas a lo largo del mundo y está presente en innumerables relatos. ¿Quién no conoce la carta del jefe indio Seattle?, y cuantas veces ha sido utilizada para reflexionar sobre la problemática ambiental y sus causas. La palabra, y más aún la palabra con música que es la poesía, es hoy más necesaria que nunca, pues se precisa una revisión sensible del mundo en el que vivimos y del concepto de calidad de vida.

La poesía juega con el relato y con las emociones y supone una experiencia que promueve la imaginación y la conexión con el entorno. Tanto en el ámbito escolar, en primaria como en secundaria, como para cualquier persona adulta, la lectura de poesía ambiental permite el acercamiento y la mirada calmada, desde otro ángulo, a la belleza o a la problemática ambiental y humana. Así, nos descubrimos formando parte del sistema y nos motivamos a hacer.

«La orquestación de las palabras, el colorido de las imágenes y la contundencia de una buena métrica otorgan a la poesía un poder sin parangón. Como forma de expresión íntima que permite abrirse a los demás, la poesía enriquece el diálogo que cataliza todo progreso humano y es más necesaria que nunca en tiempos turbulentos».

Audrey Azoulay – Directora General de la UNESCO

 

 

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